Cuestiones de ‘peso’ y de conciencia.




 Cómo arrancar los siete velos y conocer la gran verdad.

‘Ley de atracción’.
Eli Quezada

“A cada paso creamos nuestro propio universo.”
 Winston Churchill.

Añejas energías se levantan del letargo o el olvido en el que, como efecto hibernación estuvieron, inconsciente o conscientemente escarchadas en mí ser.  Mi universo personal da un vuelco de trescientos sesenta grados  este mes, justo desde el primer día de febrero, conmemorando por cierto, la fecha en que  vine a este plano; y no es fortuito.  El universo conspira a nuestro favor.

En esta vida nada sucede por coincidencia. Somos como una gran conciencia alejando y/o atrayendo las energías negativas o positivas que producen nuestros pensamientos y sentimientos. Dice Rhonda Byrne la brillante autora del Best seller[1] “El Secreto” que la ‘Ley de la atracción’ es tan verdad como la ley de la gravedad y yo lo creo.  Y no solo ella o yo lo afirmamos; sino que los grandes pensadores, filósofos, y hasta La Biblia lo dice. El gran Winston Churchill dijo: “A cada paso creamos nuestro propio universo.”

Muchos piensan que es una ley solo para alcanzar la prosperidad económica; pero no. Es una ley para alcanzar 'Sabiduria', para alcanzar 'Verdades' inherentes a nuestra raza 'Humana'; y bueno, obviamente se atrae la Abundancia y el Amor, por supuesto.

Cuando estamos llenos de amor somos como un imán para atraer el amor... parafraseando a Charles Haanel.[2]

Debo decir que mucho antes de salir de la adolescencia ya leía a Og Mandino, a Dale Carnegie que, aunque muchos intelectuales y estudiosos suelen desairar a la literatura de 'Auto Ayuda',  y yo admito que hay diferencias formales entre unos y otros; muchos no llegan a la categoría de ‘obras literarias’ ya por el fondo o la forma.

De los escritores de esta clase de libros tengo una especial inclinación por el psicoterapeuta español,  José Antonio Marina y su magnífica obra ensayistica “El laberinto sentimental” entre otros de sus libros... que nos proporciona una lectura rigurosa en cuanto a sus aportes científicos y nos regala magia poética en sus análisis. No pasa esto con 'El secreto', pero nos regala una verdad ineludible que ya otros han tratado como antes dije. Lo cual no es malo pues mucha gente necesita saber o recordar que tiene un gran potencial y que pueden ser, de hecho lo son, los arquitectos de sus vidas. Responsables de su éxito o de su fracaso. ¡Basta de culpar a Dios, al karma, a la sociedad o al estado!

En fin... que antes de conocer mi primer amor, ya leía sobre este gran secreto de Ley de atracción bajo la firma de otros autores.  Y por supuesto que la aplicaba a mi vida diaria.

No sé cómo ni cuándo me salí del carril. Se puede decir que a pesar de “la suerte que he tenido de nacer” sin que suene a canción ochentera, perdí el rumbo de mis ilusiones; y con ellas perdí mi seguridad personal, mi atracción natural y aprendida hacia las bondades del universo y viceversa...  
Siempre dije y ahora vuelvo a decir: ‘El universo conspira para que nuestros deseos se hagan realidad.” Y, créanme que así fue, así es y así será. No es una ley que discrimina. La ley de la atracción es para todos.

Y no se trata de -verse o no verse bien-.  He estado en las dos aceras: Tan escuálida y esquelética que parecía muñeca de porcelana  vulnerable a los tropezones; tan ingenua y tan proyectada a las rupturas, en todos los sentidos, tanto física como emocional. Y tan oscilante... subiendo y bajando como un yoyo o como el dow jones: ganando y perdiendo peso corporal; hasta que la obesidad me ganaba la batalla. ¡Y todo, gracias a nutrir la cortedad de un traspié que vivió conmigo hasta que me absolví!

Cuando cometes un error no te lo perdonas con facilidad. Existen situaciones que nos roban mucha energía y anos-vida; nos cuesta poner fin a esos estados nocivos que nos hacen infelices. 

Tampoco se trata de dar golpes de pecho repitiendo que –no tengo pecados- o prácticamente: “Soy perfecto” que no es verdad. Todos de una forma u otra nos equivocamos así sea enjuiciando hechos, personas o situaciones desconocidas. Y esos pecaditos mal llamados 'blancos' son los más peligrosos. De allí salen la soberbia, la ambición, la arrogancia, la envidia, la maldad vestida de traje y corbata.


Cuando me perdí luego de aquella oscuridad, seguí con mi mismo rostro, mi mismo pelo, mi misma personalidad pero apagada. Fui atrayente para los que me conocían como ser humano, desde dentro; porque para los nuevos conocidos o gente que una debe tratar eventualmente, no. Y viví por vez primera en mi existencia el peso específico del rechazo. La sorda e innombrable indiferencia indefinible. Es un bullying mudo pero tácito hasta de tus propios seres queridos.


Es no cederte el paso; es sentir la sensación de molestia en el otro por tus libras de más. Es sentir la pena ajena del otro por una misma. 
Lo que nadie comprende es que nos castigamos por algo. Por algo que hicimos o que nos hicieron pero no somos conscientes. ¡Ojo!, no soy una persona que se deje avasallar por las discriminaciones. Se puede ser blanco, negro, mestizo, mulato, rico o pobre, obrero o profesional, intelectual o gente común, mujer u hombre, hetero, bi u homosexual, joven o viejo... en fin, delgado u obeso. Todos tenemos derechos y deberes que cumplir. Todos, al final, queremos ser aceptados en nuestra singularidad.  No obstante, comencé a enclaustrarme; a no salir a la calle. A tener miedo de todos y de todo. De esas miradas inquisidoras.  Construí una barrera que me separaba del mundo.

Tenía vergüenza de haber dañado mi cuerpo... sabía que se encontraba escondido dentro de cientos de libras de grasas, helados, gluten, azúcares y que solo era cuestión de luchar contra esa forma descontrolada de comer y de sentir...y de cambiar el chip mental.

El peor sentimiento que me embargaba era el hecho de saber que me estaba auto-suicidando por medio de la comida. Y que mi cuerpo no hablaba de mi estatura de pensamiento ni de mis conocimientos. Mis sentimientos me traicionaban. No era una cuestión de belleza, o de vanidad. Si de aceptación que involucraba una cuestión de salud. De conciencia...

Yo escribo sobre lo que tengo que trabajar en mí y lo que he logrado; con la esperanza de que sirva para otros que estén pasando recién por esos momentos de ‘oscuridad provisional’*[3]  y la lectura lo saque rápido del trance. No tarde en reencontrarse.

El proceso de cambio para recuperar mi cuerpo comenzó viendo un experto en metabolismo que me ayudó bastante con sus consejos que yo llevaba al pie de la letra. Escuché a varias profesionales de la nutrición hablar sobre la necesidad de ingerir alimentos con magnesio, potasio, y suplementos vitaminicos...  ese es otro tema que desarrollaré en otro ensayo, pues me acerco lento y seguro al peso ideal y contaré cómo he podido perder hasta el momento 45 libras.

Mi diagnóstico ronda por esa angustia creativa de la que hablaba Kierkegaard y que nos aletea para trabajar en los proyectos creativos. Siempre ha sido un bien o mal de fábrica. Un mal que bien vino conmigo y creció... y se hizo fuerte hasta que yo lo asumí y pude vivir con él y ser feliz. Con esto puedo reconocerme yo  y dar a la luz la verdad de mi misma. Puedo amarme en el error y en las bondades. En lo dulce y lo no tanto, nunca amargo. Puedo ser yo sin excusas.

Hay varios puntos en los cuales tiendo a reflexionar  sobre las actitudes de los seres humanos:

La envidia. ¿Por qué la gente no se acepta y se quiere cómo es? ¿Qué clase de envidia es aquella que hasta las ideas corroe y roba?  Si una persona no se quiere debe hacer planes para reformarse o reformatear su sistema de ideas.  Si algo anda mal no podemos ser felices. Es pertinente querernos primero a nosotros mismos aunque parezca egoísta... Así podemos estar en paz, darnos y dar amor.

La conveniencia. Me pregunto: ¿por qué el ser humano manipula las relaciones en el orden de lo conveniente... o sea de los intereses propios?...  nadie, o casi nadie, hace nada sin querer obtener algo a cambio. Y hablo de asuntos intelectuales y/o materiales.

La No aceptación de culpas. La gente tiende a culpar al otro de sus desdichas y sus errores. Todo es culpa de la familia, del padre, de la madre, de la mujer, del marido, del Estado. No soy del partido del gobierno ni de ninguno; pero es absolutamente ilógico que le quieran endosar todo al estado o al gobierno municipal, etc. Cada cual debe cargar con sus culpas; con sus irresponsabilidades, con sus decisiones. Hay gente que critica por criticar como modus vivendi.

Es cierto que se debe educar en la reflexión, y hacer que los ciudadanos manejen una conciencia crítica; no obstante se debe dejar de politizar todo. Unos se quejan de todo lo que ejecuta una parte (los de arriba, los que ostentan el poder) y otros se mimetizan de tanto alabar y ensalzar al gran jefe; y se puede comprobar observando a los del anillo hablando como el presidente.

La conciencia crítica se manifiesta en  una persona objetiva, neutra, justa. Y con esa clase de amor que no discrimina. No envidia, no le afecta el bien común ni el éxito ajeno si no que lo celebra. Son personas que se conocen. Saben de sus valores y no necesitan la crítica para auto-validarse. Son personas que celebran la vida.

‘Sugiero’ no aconsejo, (cada cual hace de su vida lo que quiera y créanme que no me mortifico con decisiones de otros), de hecho, no controlo ni mis exabruptos porque regularmente tiendo a decir lo que pienso manteniendo un respeto al derecho del otro; de modo que, sugiero filtrar los miedos. Las emociones oscuras, los pensamientos negativos. La idea de victimismo y conmiseración propia o grupal. La creación de necesidades superfluas. La idea de pobreza... se es rico desde dentro: Hay algunos que solo tienen dinero.  Eso es pobreza.

No se mortifiquen por lo que otros consiguen. ¡Alégrense! De esa forma llegará a ustedes la abundancia. Con la mortificación llega la mezquindad. La carencia, la amargura. Por eso una sabia composición llamada ‘Desiderata’ dice: ‘no te compares con nadie’ porque te volverás amargado.

Finalmente sugiero  despostillar aquellos dolores cicatrizados en el tiempo. Esos que se hacen escaras al envejecer y que molestan otear. Esos que nos hacen olvidar nuestros conocimientos, nuestros pensamientos y que nos vuelven fríos o como simples ‘máquinas deseantes’*[4].

Sugiero hacer lo que hago y me ha dado resultado si gustan... que en palabras posmodernas es algo así como  ‘limpiar el disco duro de tu mente y  reformatear tu vida desde una actitud positiva, primero.  Esa actitud positiva es posible solo si hay amor en tu interior. De lo contrario no se logra nada. Eres lo que sientes, lo que piensas... y eso se refleja en tu derredor, en tu interior: “Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera.”

Segundo...  es indispensable la FE en ti mismo, luego en tus proyectos, en tus deseos, en tu vida. Si eres espiritual, mejor. La fuente suprema universal, Dios, o como lo llames...es una energia creadora.

Tercero: visualizar que ya tienes lo que pides en tus manos.

Entonces con mucho amor en tu interior vas a -Pedir, a tener Fe, a esperar y ver los resultados de esta nueva tú. Una persona agradecida de la vida; que no vive de queja en queja. Esto no significa que no luchemos por reivindicaciones de tipo social. Contra injusticias e impunidades. Ahora bien, independientemente de cómo funcione un tren gubernamental, hay una ley universal tan cierta como la ley de gravedad, repito... ‘como pienses y sientas así será tu vida.’  

Todos tienen su propia historia. Ocúpate de ti mismo. De ser feliz. Somos felices en cuanto nos amemos a nosotros mismos si somos coherentes con lo que pensamos, sentimos y hacemos.  Eso refleja una persona que está contenta con su SER, con su vida y su legado.

Desde mi terreno nos da orgullo mantener un discurso donde el amor corona nuestro devenir. Y es que, hay que recordar que... Todo pasa. Todo se extingue. Solo el amor queda.

EQuezada
10feb2019                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  


Nota:
Libros consultados:
Byrne, Rhonda. El Secreto. Editorial URANO. USA.2007. 198 págs.
Deleuze, Gilles.F. Guattari. El anti Edipo, Editorial PAIDOS IBERICA. 1985, 432 págs.
Haanel, Charles. La llave maestra. Editorial Obelisco. 2016. 295 págs.
La Biblia Latinoamericana.








[1] ‘El Secreto’ de Rhonda Byrne.
[2] Charles Haanel, autor de libros como:La llave maestra, La nueva psicología, Mental Chemistry, A book about you.
[3] Título de un poema de mi amiga la escritora y poeta española, Sonia Fides. Como introito en nuestra novela coreada “Baladas de mujeres verticales.”
[4] El término "máquinas deseantes" fue introducido por Gilles Deleuze, un brillante filósofo francés contemporáneo que vivió entre 1925 y 1995. Desde 1960 hasta su muerte, escribió numerosas obras sobre la historia de la filosofía, la política, la literatura, el cine y la pintura.

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