Laberinto del poder en “Brumas de gente inhóspita” novela de Roberto Marcallé Abreu

Por Eli Quezada

“Todo poder es una conspiración permanente.”
Honorato de Balzac

Bajo un calor infernal  en  una de estas largas noches de agosto, viajaba  inmersa en la trama oscura de la novela “Bruma de gente inhóspita “del  ilustre escritor dominicano Roberto Marcallé Abreu, mientras  el sueño y el espanto  ante tanta barbarie, se disputaban mi atención.  

“Bruma de gente inhóspita” es una obra en extremo profunda que cuenta la historia contemporánea  de nuestros gobernantes en dominicana; pero que además desentraña los intríngulis del manejo inescrupuloso del poder  desde el siglo pasado, o por lo menos de los últimos cincuenta años. De los acuerdos de aposento que generalmente vienen vestidos de infamias.

Cuenta cómo los que están tejen y destejen para perpetuarse en sus puestos y cómo los que estuvieron pretenderán volver a manejar el poder desde fuera:
“El ciego ilustre carece de fuerzas y los huesos de su espalda lo inclinan hacia la tierra que ya está ansiosa por recibirlo.”pp.219

Y es que el escritor no se equivoca al nominar como “inquietante” la situación nacional en su discurso de aceptación del ‘Premio Nacional de Novela 2015’, ni cuando promete dar la respuesta del porque de ese calificativo, en el desarrollo de la trama de esta interesante novela, su más reciente creación.

Creo que el escritor, el artista comprometido con su época, con su país y la historia, debe dejar huellas de la misma, como “acta notarial” parafraseando a Camilo José Cela.  Y es lo que hace Marcallé Abreu.  Retrata con toda veracidad acontecimientos reales ficcionados que son espejos de la vida misma.

El autor no es pesimista, es real, es coherente con la realidad misma. Y si es pesimismo decir la verdad, pesimistas seremos todos antes que ciegos mal dirigidos.

El sueño me vence esa noche, justamente,  cuando cierto miedo entra a mis vísceras, aterrada con la posibilidad de ver el laberinto al final del túnel que vislumbra el autor para el futuro de nuestra patria. Y en ese lapso de tiempo, como si me transportara a la obra, fui  víctima de robo en la intimidad de mi habitación. Esto es real no es parte de la novela. La ficción se hace realidad. La realidad supera la ficción.

Viví el terror de sentirme invadida y pude comprobar la vulnerabilidad de la gente cuando habita en un estado de terror. ¿Pueden imaginarme? Imbuida, atrapada en la trama negra que conforma un ambiente desolador de traiciones, componendas, infamias, muertes, etc., me dejo ganar por el cansancio y quedo dormida… para despertar dos o tres horas más tarde, gracias a un ruido seco que atribuyo a los saltos del gato sobre el tejad:. Me quito las gafas y el libro de encima  y veo  una de las ventanas desvestidas hasta la cintura, como violada por un inmisericorde y avezado  ladrón. Lo demás, no importa. Lo que se llevó, no importa. Afecta lo que deja a su paso. Y es la intranquilidad, la inquietud, la sensación de vulnerabilidad y de delincuencia en sentido general que sufre nuestra nación. De modo que… sí, querido escritor, es inquietante.

En “Bruma de gente inhóspita” Marcalle-Abreu narra como una suerte  de visión “apocalíptica” (como  bien dice el analista y escritor Alex Ferreras a manera de epilogo y/o trabajo especial al final de la obra) los destinos de una nación, -en este caso, la nuestra, pero puede ser cualquiera con estos mismos elementos-  donde sus dirigentes han perdido el norte que los lleva a las escalinatas del palacio. Han olvidado el pueblo que confió en ellos. Los brazos que ayudaron a ensalzarlos, a subirlos, a posicionarlos. Han obviado los fundamentos de las luchas reivindicativas; se olvidaron o no les interesa la manoseada frase de “vivir para servir” que ‘el viejo’ hereda a sus dos partidos fundados.
La novela presenta un caos desde las esferas más altas del poder donde el bien colapsa y se imponen las bajas pasiones.  La delincuencia se apodera de la razón y la justicia social. La dirigencia política de nuestro país de otrora grandes ideales se transforman en instrumentos ególatras.  Solo importa la permanencia en el poder, cueste lo que cueste. Y sabemos que cuesta la salud, cuesta la educación, cuesta el empobrecimiento de la clase media, cada día con menos oportunidades mientras que un grupo de nuevos ricos cada cierto tiempo se rifan las arcas del estado a consideración y liderazgo del mal.  Y cómo el pueblo vive al filo con este pensamiento de Voltaire: “Es peligroso tener razón, cuando el gobierno está equivocado.”

El autor expone en boca de sus personajes (a propósito de personajes, un centenar de ellos desglosados al dedillo)  una trama para desestabilizar el país. Llevarlo a una anarquía total, donde la muerte reine entre ciertas personalidades que, en lo aparente y en su momento fueron ‘correctos’ vale decir, creyeron en un “proyecto de nación”  pero que la ambición y el poder per se, lograron malograr, dejando que el mal se anidara en sus vidas. Frases como “te quiero en mi equipo” o “prepara la lista” son lugares comunes de estos acuerdos de aposento entre tragos, y cito:

“Quiero que ocupes ese consulado por uno o dos años. Te harás de dos o tres millones de dólares, y se acabo esa angustia de buscar pesitos.”pp.47

La novela es una crítica abierta a la mala administración de presidentes pasados y actuales. Critica el engolosinamiento con el poder de consagrarse con grandes monumentos u obras como el tren, como los edificios rascacielos y como todas las obras de infraestructuras antes que velar por temas como la educación, la vivienda digna para los sectores desposeídos y el control de los precios; así como una fiscalización de la corrupción administrativa. Critica, incluso, inversamente, el idealismo de la bondad, o el  hecho de que ciertos dirigentes por ser ilusos se dejaran quitar el poder (el viejo) y, o aquel “bocadura” ‘corazón de Dios’ como le llamaron al ‘líder socialista’ que nunca se le permitió acceder al poder. Pero esos personajes que encarnaron el mal, elogiaron a los “prácticos”.

“Derrocaron a un hombre que creía en el honor. Y le cedieron el puesto a un grupo dehonorables. /El honor fue lanzado al lodazal.”pp.89

A propósito del incidente que fui víctima, Marcalle me permite leer  su  novela  “En la oscuridad de la habitación”, y pude verme reflejada en sus historias, solo que la ficción fue primera y mi realidad vino después.   Con absoluta razón pondera Giovanni  Di Pietro en ella que: 
“Cualquiera de nosotros que conozca la realidad dominicana sabe que estas cosas si suceden y hasta, a diario.”   

Y eso, justamente, emparenta con la trama de la novela que les presento “Bruma de gente inhóspita” como si no fuese coincidencia o casualidad-causalidad, sino una experiencia que me permitiera abrir los ojos a lo que estaba  proclamando, como voz en el desierto, el  ilustre escritor.
Moraleja de la novela: para mí es un llamado a la conciencia a la dirigencia política en el poder y cercanos. Sólo y si entran en razón podrán evitar el desmoronamiento del  “establishment.”  De la cosa pública.  Sólo y si no pactan con ‘fuerzas oscuras’ que son las fuerzas del mal, que todo corroe, que todo mata, en aras de un poder efímero porque la vida en esta tierra tiene un final marcado en el calendario. Es un llamado a la trascendencia del bien que se consigue con la transparencia, mostrándonos, eso sí, como el mal aniquila, pudre, encarcela al hombre, al ser humano al descredito eterno y podemos ver como acaba el presidente Diego Ovalle, y cito:
“Vio la figura de Felipe Gil como si fuera un amasijo de carne quemada, vio los cadáveres destrozados de gente que no conocía (…) pp.378
“(…) la oscuridad lo cubrió como un pesado manto, cuando, tras él, cerraron la puerta.”pp.380

Ya sabíamos de la riqueza narrativa, de la fluidez en sus construcciones semánticas, de las valoraciones éticas y humanas de sus cuentos y sus novelas; y por demás, de la coherencia y relación que existe en una y otra obra de Marcallé Abreu.  Gracias a su brillantez  deja visos de su ilustrada formación en cada una de sus historias. Esta no es la excepción. Cuando una lee a Marcallé Abreu,  se le aprende porque su discurso es siempre pedagógico y cuando no, es ilustrativo de la realidad. Navega entre la realidad real y la ficción precursora.  Lo que le da un sello indiscutible a su pluma. Un sabor propio e insustituible.

Del reconocido y condecorado escritor del género “novela negra”, leímos sus cuentos, y sus extraordinarias novelas: “Las calles enemigas”  “Manipulación de los espejos”… pero  aun así, nos seguimos sorprendiendo con la astucia, la pericia, el ritmo interno y ese ambiente de descripciones físicas y morales tan precisas, tan intensas, tan perfectas como orgánicas, que tiene, además, un instinto profético, o bien, una mirada visionaria al futuro que lo exalta y eleva su obra. Y al mismo tiempo ese dejo nostálgico de impotencia por los destinos truncados por malos manejos. Por la fe quebrada en gente que hizo de nuestra tierra un territorio inhóspito.

De él, dice René Rodríguez Soriano, lo siguiente: “Podrá decirse que sus tramas, sus personajes y cuentos y novelas se urden y navegan en los más sórdidos pasajes de la realidad y la ficción; podrá decirse quizás que el autor es uno de esos bocadura que se labran un espacio fuera de la faramalla y los aposentos del poder  (…).

Y yo digo que podrá decirse mucho, porque en Roberto Marcallé Abreu tenemos un  tesoro extraordinario. Prolífico creador incansable y comprometido con los mejores ideales de nuestro pueblo.  “Bruma de gente inhóspita” es una novela  que retrata  la mirada y el sentir de este connotado escritor, que a su vez es un sentir común del pueblo dominicano. Sin temor a equivocarme pienso que esta novela inaugura un antes y un después en el tratamiento de la narrativa en la literatura dominicana.  Por supuesto, invito a leer no sólo esta novela si no toda la producción literaria de un escritor que se casa con la gloria. /eq. ago/2015

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