Mujer Medusa, mujer de espejos...

La risa remedio infalible, simbología del placer, de la felicidad, del bienestar y del poder. Estallas de risa cuando te sientes plena, liberada, saciada, y cuando te enfrentas a situaciones de goce, solaz y divertimento. Medusa muere al verse reflejada en el bruñido escudo de Perseo. Y entonces, cesa su risa. Cesa su “supuesta” maldad. Queda petrificada en el otro lado de ese espejo que se transparenta en el escudo. No en vano el libro de Hélène Cixous lo llamó: La risa de Medusa.

El pensamiento de Hélène Cixous está basado en la siguiente proposición: su rechazo elemental de la habitual jerarquización del discurso (filosófico, literario, cultural) en oposiciones binarias, por creerla una práctica reduccionista que somete siempre, de forma violenta uno de los términos de la pareja. Y que es el causante de la marginación que ha sufrido a lo largo de la historia, la mujer. Trabada en un diseño falogocéntrico a lo femenino/pasivo en oposición dialéctica con lo masculino/activo, que la ha convertido en mero objeto, en divinidad mítica, pero expectante y como ella dice en su libro: La risa de la medusa- "ella (la mujer) es cuerpo prisionero de su mirada". Lo que Cixous denomina "la gran impostura masculina" es esta concepción tradicional del deseo masculino vinculada a la apropiación, a la destrucción del otro, de lo otro, de lo no-propio entendido como amenaza, o, en términos psicoanalíticos, como emasculación. Y es cierto que en términos generales parecería la gran situación de la relación: amor-odio, pasión-olvido.

Para Cixous, el ámbito privilegiado que puede salvaguardar este "dejarse surcar por el otro" es la escritura, una escritura nueva, femenina, una escritura futurista. Es un reto que significa que: “la mujer acepta lo del otro". Propone una escritura de las mujeres, pero no de ellas exclusivamente, ya que para Helen Cixous el pensamiento de la feminidad elude cualquier restricción sexual hombre/mujer, para ampliarse en una nueva categoría que recoja, precisamente, este dar cabida a lo Otro, a lo tradicionalmente excluido, marginado.

Al escribir, la mujer se debe apropiar de su cuerpo: un cuerpo conveniente del que se le ha impedido gozar; un cuerpo que es el propio texto, o un texto que se materializa a través del propio cuerpo recobrado. La puesta en crisis del sistema patriarcal que supone la lúcida labor cixousiana invita a inaugurar un nuevo ámbito de reflexión-acción que dé cabida a un pensamiento de "la diferencia" -en términos eminentemente, Derridianos- una de cuyas bases, es la economía libidinal femenina, no apropiadora como la masculina, sino "dadora", no excluyente. La mujer tiene la gran capacidad para des-apropiarse sin egoísmos". Por eso trata la bisexualidad femenina concebida como la inscripción del otro en el sí mismo, característica más difícil de hallar en el hombre, y, ese es uno de los problemas… ya que la presión del sistema falocéntrico le exige "aspirar a la gloriosa monosexualidad fálica"- Y es esto último, señoras y señores, a lo que aspira este ser humano-mujer… que suscribe. A la concienciación masculina de la bisexualidad en cada uno de nosotros dos. Yo creo que el tema de Lo femenino…tiene que tratarse en conjunción necesaria y pródiga junto a Lo masculino. Y no es que sólo la mujer debe cambiar su discurso; pero también el hombre debe entender a la nueva mujer, siendo un nuevo hombre. No tratando de volver en círculo a lo mismo sino afrontando los cambios que ambos, tanto el hombre como la mujer deben sufrir. ¡Vamos a dejar que lo irracional prime como categoría abarcadora de los conceptos simbólicos!
Atrapados por la concepción falocéntrica de la sexualidad que defiende Bataille cuando dice: “"Esencialmente, el campo del erotismo es el campo de la violencia, el campo de la violación," dice Bataille en L'erotisme. p. 30 Sin llegar a hacer apostasía, me transporta a un mundo de inquisidores, donde la cama era prohibida y la sexualidad era vetada para la mujer-piadosa… terreno fértil para lamujermala…en el entendido que sólo pueden sentir y dar placer las prostitutas. Las teorías de Bataille coloca a la mujer en una posición pasiva y receptora… y al hombre en una posición activa, violadora…y de poder. Entonces entre un misticismo irreal en contra del goce, del placer del otro-otra; que, de por sí, es imposibilitado por las leyes de la perdurabilidad química-física; diferencias irreconciliables desde las bases teóricas pero no así desde las bases espirituales que no religiosas…se contraponen cadenas aprendidas, traumas y contingencias en el más profundo recinto de la sub-conciencia masculina, y, por tanto, femenina. De modo que siempre tendrá que verse lo femenino en conjunción con lo masculino como lo blanco y lo negro, como el principio y el fin, como la vida y la muerte; de los pares que propone Jacques Lacan. Somos Ying y Yang y claro que somos, tentadoramente, diferentes.

La risa de Medusa, (medusa satanizada por el mito) es la risa de la mujer total, la mujer que reconoce su cuerpo y que puede alcanzar los lugares cimeros de una conjunción, necesariamente—binaria e incluyente para mí, para nada reduccionista con el otro, la otra o por si misma. Y es que, aunque no es tema, creo que un hombre y una mujer; o, para no discriminar preferencias, una pareja, (Hetero, bi, homo-sexual) cuando llegan al verdadero clímax, sienten una unión abstracta significativa que los conecta más allá de lo físico. Que si la pasión es efímera, lo es. Que si el amor-alucinación-pasión es atemporal, puede ser… que si la rutina vence esos estados primarios del enamoramiento o embobamiento... También. Pero quedan las ideas, la ternura, la admiración, la divinización del otro-a. Queda el verdadero amor que define el libro sagrado y más completo.
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