Cuando la vida nos vacía y nos llena de muerte.

(Les dejo un poema que se me ocurre cuando iba en el bus a la capital, a la puesta en circulación del libro de mi amigo y mejor escritor, René Rodríguez-Soriano, Tientos y Trotes. Se me ocurrió al ver un letrero en un carro público que decía: -No me enamoraré de la vida si con la muerte me casaré.-) Los trenes y los buses son la mejor forma de acercarnos a la gente, a la multitud y como somos vouyeristas, mirar sin ser mirados.



Cuando la vida nos vacía y nos llena de muerte.

La vida me seduce de rojo escarlata,
como mujer fatal o Celestina en ganga.
La vida me sonríe presumida,
Escuálida como top-model de portada.
La vida es contingente.
No es fácil vivirla.
Llena de pruebas y quejas.
La vida hay que tolerarla, cuidarla,
hacerle el amor día a día.
Ella, que se hace la comprometida,
la admirable,
la prudente,
la sacra, me enamora.
Me enamora todo el tiempo
con sus golpes de suerte,
con sus utopías sacadas debajo de las mangas;
con sus ofertas impredecibles;
con sus regalos inesperados.
La vida se impone,
encarcela,
liberta:
pone trabas y destrabas.
da
quita.
Nos vacía.
Hace respirar futuros promisorios:
Vivir presentes repletos de planes inciertos…
la vida nos enloquece y nos enamora.
Nos apasiona,
Nos traiciona,
Nos llena de muerte.
La vida duele, la vida pasa
Al final de los tiempos, la muerte, atrapa.


©Derechos reservados, Elizabeth Quezada, 2011.RD.

Comentarios

Elizabeth Segoviano ha dicho que…
Elizabeth, siempre es sorprendente como haces de las cosas ordinarias algo extraordinario, hermosa poesía que refleja tu alma, gracias por compartir :)
Eli Quezada ha dicho que…
Y tú me sorprendes con tu delicada forma de halagar y decir cosas bonitas. Gracias mi preferida cuentista fantástica y de sueños reales maravillosos. Un abrazo solidario.
Eli