PAUL GAUGUIN y su misión épica como artista: devolver a los nativos polinesios su destruida mitología.

Por Elizabeth Quezada


A Paul Gauguin (1848-1903) lo descubrimos dentro de los pintores franceses post-impresionistas junto a Van Gogh, Toulouse-Lautrec y Cézanne. Nació en París, a los tres años sus padres emigran a Perú y durante el viaje muere su padre. Esto influye de manera importante en el futuro del hombre-artista que llega a ser. Allí vivió junto a su madre cuatro años hasta que deciden regresar a Francia.

Fue muy importante para el grupo denominado Fauvistas o fauvismo (fovismo) -del francés fauve "fiera|”) que es el estilo pictórico de características expresionistas y yo me atrevo a decir, en ese tiempo prématurément en buen Frances o la frase retorica avant-garde o muy adelantadas a su época, y que tiene como mayor rasgo el uso antojadizo de colores intensos, principalmente el verde. Y pone en relieve ese cromatismo antinatural en zonas que en la realidad no son tan coloridas, buscando fuerza expresiva. Rostros de piel verde y amarillo esmeralda son ejemplos de fauvismo. Aunque concebían la actividad artística como un impulso vital, el punto de partida fue la resolución de problemas puramente plásticos, como el uso del color en una función plástica y constructiva al mismo tiempo.. De la obra de Paul Gauguin aprendieron la libertad en el uso del color, que llevaron al extremo... (como dijo Derain) -”Usaban los colores como cartuchos de dinamita”-, así como la liberación del temperamento y el instinto personal. Extrajeron de la obra de Gauguin. la capacidad de síntesis y el sentido decorativo de su obra. Para los fauvistas el cuadro debe ser expresión y no composición y orden.

OBRAS ANTERIORES A SU RETIRO A LAS POLINESIAS, hay que notar la diferencia, incluso religiosa.


Todo esto para decir que Paul Gauguin no fue un artista que penda de un impresionismo gastado en aras de un meta mensaje nuevo, no. Fue un artista con propuestas decisivas para ese grupo que quedo siendo puente entre el Impresionismo de Monet, Cezanne, Renoir, etc, y el Expresionismo que se venia con vuelos abstractos y modernos. No fue un fauvista pero los inspiro. No fue totalmente un expresionista pero fue su referente. En el fondo, es un artista como muchos de nosotros, que no somos ni de aquí, de allá... y no nos retratamos definitivamente en concepción no por miedo a encarcelar el amplio espectro del significado de la obra propia, sino por miedo a la exclusión de las otras y a los propios vuelos de libertad. No en vano hay tantos puentes y mares y horizontes en la obra de los artistas libres. Adornado de varias aristas se atrevió a retratar la cotidianidad pero la religiosidad y la vida simple de un pueblo olvidado en las polinesias. No se regusto en lo conocido, en lo descubierto, en la zona de confort, sino que se atrevió a cruzar el océano, en busca de nuevos símbolos, de nuevas formas de expresar su arte. Me permito, para los que no conocen la historia de este gran artista francés del siglo XIV, Y que forma parte importante del legado de la plástica y de la historia del arte de todos los tiempos.

Gauguin abandonó el colegio a los diecisiete años y se hizo marino mercante, el deseo de conocer otras tierras fue en él una constante. El artista siempre es un descubridor. Cuando murió su madre en 1868, Gustave Arosa, un rico banquero, se convirtió en su protector legal. Gracias a él, Gauguin fue un agente de bolsa de éxito. Se casó con Mette Sophie, una joven danesa de familia acomodada, tuvieron cinco hijos y llevaron una confortable vida burguesa.sus pintores favoritos eran Cézanne y Pisarro, de quienes sus primeras obras presentan claras influencias. Obviamente es la historia rosa del artista que lleva en su sangre el deseo de la búsqueda eterna. El artista que bebe para palear el aburrimiento de una vida no deseada... del artista que busca placeres en mujeres de reputación dudosa o que se interna en las cantinas y bares de la Francia retratado por Lautrec, llena de putas y damiselas de la noche. Pero también un hombre que vivía con esa angustia del artista, del ser humano, con esas dudas existenciales, con esas cargas de culpas por todo, con grandes preguntas. Llega al climas cuando reniega del Dios católico al enterarse de la muerte de su hija Aline. Su vida cambia y en Tahiti rinde culto y expande la cultura con rasgos panteístas de estos pueblos. Pero antes, lo primero.
Luego de la crisis bursátil decide entregarse por completo a la pintura. Viéndose obligado a llevar una vida más modesta, se mudan a Copenhague, donde su esposa cuenta con el apoyo de su familia. Pero el fracaso es absoluto, ya que no encuentra clientes para sus cuadros. Al cabo de unos pocos meses, decide regresar a Francia en compañía de su hijo Clovis, mientras que su mujer se queda en Copenhague con los demás hijos. Este es el comienzo de una época llena de miserias y deudas. La penuria económica le hace abandonar París en 1886, refugiándose en Pont-Aven, un pueblecito de Bretaña, donde conoce al pintor Charles Laval. Deseoso de romper con todas sus fatalidades, Gauguin envía a su hijo a Dinamarca y emprende viaje a Panamá junto con su amigo.
Esta es su primera incursión en el exotismo, sin olvidar lo que la conciencia sella en su ninez al crecer en el Peru andino y mago. Una enfermedad implacable, producto de sus excesos sexuales y libertinos le obliga a volver a París en 1887, donde conoce a Van Gogh. Juntos pasarán un tiempo en Arles, pero los problemas mentales de Van Gogh, junto con su alcoholismo y enfermedad en ciernes dieron al traste con la amistad luego de una discusión insalvable. Regresa a Bretaña. Contacta con Emile Bernard, quien le adentra en el Sintetismo, que supone un cambio radical con respecto al impresionismo. Le hace partícipe en el uso del color, apostando por las áreas planas sin matizar y remarcando los contornos. Lo que hay que pintar es la idea que elabora el pintor después de su experiencia, quitando lo superfluo y reteniendo la esencia. Así se consigue la síntesis de forma y color.
Ya casi al final de su vida, decide embarcarse como un pasajero mas en los transatlánticos que eran circos humanos, ya no como un desconocido sino como el famoso Paul Gauguin, quien a principio jugo a canalizar o colonizar sus creencias y transmitirlas a estos primitivos de las Islas Marquesas, Gauguin reflexionaba sobre la tradición escultórica de Polinesia: "Este arte ha desaparecido por culpa de los misioneros, que han considerado que esculpir, decorar, era fetichismo, ofender al Dios de los cristianos". En efecto, ya a finales del siglo XIX la casi totalidad de las antiguas tallas de madera polinesias habían sido destruidas por las devastadoras misiones cristianas.

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Gauguin emprende así una misión épica: devolver a los nativos polinesios su destruida mitología. Muchas de sus esculturas gracias a la mala calidad de la madera no resistía el paso del tiempo. No obstante, en el Museo del Orsay se conservan dos estatuillas definidoras de este Gauguin recuperador : el Ídolo de la concha y el Ídolo de la perla . La datación de ambas, si bien no la conocemos con exactitud, puede situarse en torno a 1892. En ambas figuras, Gauguin representa al dios polinesio Taaroa, cuya concha contiene -según la tradición polinesia- el universo en el que vivimos. , cuando Gauguin crearía su obra maestra escultórica: la figura de Oviri (Paris, Orsay), siniestra representación del dios polinesio de la muerte y el duelo. La figura, a la que Gauguin llamaba La Tueuse (La matadora) es una inquietante figura femenina de rasgos toscos y primitivos, larga cabellera y enormes ojos, que se alza sobre la horrenda figura de un lobo muerto.
Pero esta recuperación iconográfica que lleva a cabo Gauguin no se ciñe sólo a las obras tridimensionales: en años posteriores, el artista traslada su iconografía inventada a las pinturas, donde encuentra mayores posibilidades compositivas: en la pinturas los ídolos o dioses pueden variar su escala, hasta convertirse en protagonistas de la escena ("El día de los dioses") o en espíritus como inquietantes apariciones ("Jinetes en la playa")
Gauguin amo la cultura tahitiana y polinesia en general, comparo su piel como la del oro... hizo un invaluable labor de arte, jarras, toda clase de esculturas y artesanía local, reivindica el arte naif y le dio brillo a suelo donde fue acogido, amado y respetado, donde, finalmente, conjura todos sus demonios. La hermosa y colorida obra es el testamento pictórico de Gauguin y una elocuente oda a la vida polinesia.

En este estado mental Gauguin emprende la titánica tarea de pintar su testamento artístico, la obra que reúne en si misma todas las demás obras del artista: "¿ Quienes somos? ¿De donde venimos? ¿A dónde vamos?" no es simplemente la obra más colosal que Gauguin pintó vida (139- 375 cm .) sino que desarrolla por completo la doctrina filosófica y pictórica del artista.
Con un formato llamativamente horizontal, el lienzo sigue una evolución cronológica inversa, comenzando en su extremo izquierdo con la desoladora figura de una momia que, en posición fetal, tapa sus oídos como intentando mantenerse ajena a toda la escena; mientras que en el extremo izquierdo, un bebé, símbolo de la inocencia y la vida, es cuidado por tres jóvenes tahitianas. En el centro, la figura del hombre y el fruto que simboliza la tentación y caída del propio hombre. Estructurando el cuadro en un sentido cronológico inverso, Gauguin parece señalar lo primitivo, lo inocente, como único camino a seguir por el artista. Y yo concluyo, por todo ser humano.

Bibliografia

Michael Howard,-GAUGUIN Testimonio visual del Arte-., Blume, Italia. 1992.Wendy Beckett. Historia de la Pintura, del arte Occidental. Pag. 308-332. Blume, Italia. 1995
Dieter Beaujean. Vincent VAN GOGH, life and work. Art in Hand. Pag. 66-67..Konemann.2000, English edition.

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