Sé muy bien que me creen al verme tan segura escribir de amores, y es que sigo lloviendo dentro mientras que afuera ya no hay nada. Y la vida, marioneta del destino, es un simulacro de la muerte. Creen que soy valiente…y solo soy un holograma inexistente de un artista en su peor papel. Delineando gestos facturados in vitro; con mil fábulas asidas a un cuerpo lleno de libras, vacío de caricias. ¡No! No piensen que estoy loca si ando sola y sin rumbo; si ahora soy un cerro adusto cuando fui volcán en erupción eterna. Si ahora soy cumbre eremita que le han robado la risa. Hinchada de pensar no siento. Frágil de sentir no pienso. Odio el espejo que retrata la que no soy. Soy la de ayer y vivo viendo una intrusa que se pegó en mis carnes. Sigo siendo niña en cuerpo viejo y mi exterior creció en el dolor. Wilde, lo sabía, no se tiene nada que ofrecer después de muerta la mocedad. Si me ven tan llena de vida; no lo crean, sigo vacía de mí… como Dorian Grey en espera que se rompa el hechizo del retrato.
Se han llevado todo. Busco pedazos de lo que un día fui: Fui pava con una risa loca, piernas, curvas, quimera, leyenda de un corazón roto siempre vivo; tuve que sepultar mi vida muerta. Extirpar la piel, mis ganas, mis cinco sentidos deseantes, glotones ex confesos… y suicidar los recuerdos tatuados en ella. Quiero liberar los trozos que permanecen sanos de este corazón que amó sin medida pues para amar de nuevo tengo que -sentir que vivo- sin evadir a los que tocan a la puerta. Dejar de vivir sola como la osa que dormita y huye del frío en la inconciencia de la muerte…en hibernación sicalíptica.
Y volveré amar, a caer rendida a los pies de un semidios-hombre;
Ese que crea metáforas al mirarte. Que te dice la palabra mágica sin ser poeta. Ese que baila al compás del ritmo de la piel y roza todos tus sentidos. Ese que habla quedo cerca del oído y te pierdes en sus brazos. Ese que cree bajarte las estrellas; es más, ese que te hace sentir como un astro de luz; una diosa, reina y bella; mientras que él, la bestia, te lleva al cielo con su lengua, sus dedos, su aire, su boca. Ese que se pone loco de pensarte. Loco al desear morder una ínfima parte de tu inmensa anatomía. Un cleptómano experto en amores eventuales; apasionados e intensos con cara de –no rompo un plato.- Y volveré amar cuando termine mi redención en versos.
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Se han llevado todo. Busco pedazos de lo que un día fui: Fui pava con una risa loca, piernas, curvas, quimera, leyenda de un corazón roto siempre vivo; tuve que sepultar mi vida muerta. Extirpar la piel, mis ganas, mis cinco sentidos deseantes, glotones ex confesos… y suicidar los recuerdos tatuados en ella. Quiero liberar los trozos que permanecen sanos de este corazón que amó sin medida pues para amar de nuevo tengo que -sentir que vivo- sin evadir a los que tocan a la puerta. Dejar de vivir sola como la osa que dormita y huye del frío en la inconciencia de la muerte…en hibernación sicalíptica.
Y volveré amar, a caer rendida a los pies de un semidios-hombre;
Ese que crea metáforas al mirarte. Que te dice la palabra mágica sin ser poeta. Ese que baila al compás del ritmo de la piel y roza todos tus sentidos. Ese que habla quedo cerca del oído y te pierdes en sus brazos. Ese que cree bajarte las estrellas; es más, ese que te hace sentir como un astro de luz; una diosa, reina y bella; mientras que él, la bestia, te lleva al cielo con su lengua, sus dedos, su aire, su boca. Ese que se pone loco de pensarte. Loco al desear morder una ínfima parte de tu inmensa anatomía. Un cleptómano experto en amores eventuales; apasionados e intensos con cara de –no rompo un plato.- Y volveré amar cuando termine mi redención en versos.
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