Sopa y lluvia a ritmo de cello

La tarde envejece y lo gris cubre sus ojos mojados de lluvia.
¡De pronto! Huele a verde y el sol se esconde abatido como el viejo campesino cansado de esperar lo ganado.
Se evaporan los humores y el calor cede a su fuerza febril…
Una brisa mojada lo excita y lo invita a irse a otra parte.
Las plantas en los tiestos se mueven en danzas y risas y sueltan sus fragancias por toda la estancia. El cilantro
nos penetra garganta adentro y nos recuerda su maridajecon el ajo. El limón nos seduce con su aroma a fresco y limpio mientras las gotitas se reúnen en charcos de juego
a saltos más altos. En la cocina hierve el agua con auyamas,
sal, cilantro y ajo. Es hora de licuar y agregar fideos:
un poco de papas, zanahorias y apio.
Y en la terraza cobijada de zinc y de amores resuena la sinfonía
de tormenta en do mayor compitiendo con Rostroprovich que toca a Bach y sus aires en Cello. Y el viento mojado me toca y me hace el amor in crescendo con sus notas afinadas de lluvia.

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